EDITORIAL: Silencio
El pasado lunes, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) convocó a todos los Ayuntamientos y Diputaciones a una concentración silenciosa de un minuto, a las 12 de la mañana, para mostrar el apoyo y solidarizarse con las familias de las mujeres asesinadas por violencia machista durante el fin de semana previo. Lamentablemente, el Gobierno municipal no se sumó a esta convocatoria y no participó en ese minuto de silencio.
Hace unas semanas, el Ayuntamiento sí apoyó el minuto de silencio convocado por la Federación Madrileña de Municipios (FMM), como era procedente, por el mismo motivo, lo que nos hace cuestionarnos el por qué Aranjuez sí se solidariza con unas víctimas y con otras no, y esto es algo que solo el Alcalde, Miguel Gómez, puede responder. No sirve como excusa la premura de la convocatoria puesto que fueron múltiples los consistorios que se adhirieron, y muchos de ellos retrasaron el acto a las 13 horas. Hubiese bastado con una simple llamada a los portavoces de los grupos políticos y difundirlo en las redes sociales institucionales. La llamada no llegó y la intención quedó en el limbo.
Sensibilizarse y sensibilizar a la población es esencial en la lucha contra la violencia de género, que en este 2024 ya se ha cobrado a 26 víctimas (1.270 desde 2003), las cinco últimas en Zaragoza, Valencia, Madrid, Tarragona y Alicante. No se puede titubear ni se puede descuidar cualquier acto que condene el terrorismo machista, porque el problema debe afrontarse desde las instituciones, administraciones y desde el conjunto de la sociedad, con el objetivo de llegar a tiempo y evitar más muertes.
Es muy importante que las mujeres que sufren violencia de género denuncien su situación, pero para que puedan hacerlo sin miedo necesitan saber que las instituciones, en este caso su Ayuntamiento, las protege, las apoya y les da seguridad, y prescindir de la delegación de Igualdad o conmemorar minutos de silencio de manera selectiva, como hace el alcalde de Aranjuez, Miguel Gómez, no parece el mejor camino para ello.
El Gobierno de España ya puso en marcha una estrategia estatal para combatir la violencia de género a través de la prevención, la detección, la erradicación, y la reparación de todas las violencias contra todas las mujeres “en un escenario que exige ampliar la mirada y conseguir resultados más eficaces y eficientes a corto, medio y largo plazo”.
La violencia hacia las mujeres, por otra parte, conlleva otro tipo de violencia, la vicaria, La Universidad Complutense afirma que “la violencia vicaria es la más cruel y despiadada porque causa un daño irreparable y destruye a la mujer. Más de 40 niñas y niños han sido asesinadas/os por sus padres biológicos o parejas o exparejas de la madre desde que en 2013 se empezó a contabilizar este tipo de asesinatos, cuyo objetivo es destruir a la mujer para siempre”.
El mayor problema que tiene del Partido Popular es abrazarse a la extrema derecha en varias Comunidades Autónomas y en cientos de Ayuntamientos, como el de Aranjuez. VOX está marcando el camino de los populares y Gómez debe desmarcarse de esa senda porque, de lo contrario, volverá a dar la espalda a las víctimas de violencia machista. Una cosa es expresar el compromiso y otra, muy distinta, es llevarlo a cabo, y con actos que denotan un desinterés, como el del pasado lunes, no se avanza en la erradicación de la violencia machista.
La tolerancia social es uno de los escollos más importantes para afrontar este problema, y son múltiples las violencias que se ejercen contra las mujeres, como la prostitución, la trata, el acoso sexual y por razón de sexo, la maternidad subrogada, la brecha salarial, la agresión sexual fuera y dentro de las relaciones de pareja, las humillaciones, las torturas… y esto solo se combate con determinación y con firmeza y ahí es donde el Alcalde tiene que dar un paso adelante, por principios y por solidaridad.
Malala Yousafza expresó que «cuando el mundo entero está en silencio, una sola voz se vuelve poderosa”, En este caso, el silencio es una de las mejores formas de alzar la voz, respetando y apoyando a las familias de las víctimas asesinadas y, en esta ocasión, al Gobierno municipal se le ha olvidado alzar la voz.
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